Me llaman nostálgico por añorar las relaciones que tuve hace menos de mil años. Hoy en día, la inteligencia artificial y el metaverso se las ingenian para que nadie esté solo.
He tenido parejas de todas las edades, razas, sexos, especies, épocas y religiones.
He aprendido idiomas y costumbres sin más que conectar la toma USB que sustituyó al hipotálamo tras la penúltima evolución.
He orientado bancos de paseos marítimos y rellenado o vaciado la luna a voluntad.
He modulado el sonido de las gaviotas y la intensidad con que devuelven el golpe las olas.
He ralentizado puestas de sol y amplificado el olor de las primeras gotas de lluvia.
Incluso he conseguido cortocircuitar los motores de lo que antes se llamaba aparato digestivo.
Y aun así, sigo echando de menos sentir mariposas en el estómago.

Concurso de relatos de ciencia ficción #Historiasdelfuturo