PLANES DE VERANO
Cuando vi a papá montando la baca en el coche supe que aquel verano iba a
ser especial. Al rato mamá colocó un cofre y entre los dos lo llenaron de
maletas, a la vez que se dedicaban tiernas miradas.
-¡Quién no suba ahora se queda!, tocó mamá a rebato.
Comprobaron varias veces que habían cortado la llave del agua y el gas,
dejaron la puerta de la nevera abierta y conectaron la alarma.
Nos pusimos en marcha. Atrás, en el asiento del medio, no me daban mucho
juego. Laura no se separaba del móvil que le habían regalado por sus magníficas
notas y Raquel estaba absorta con su libro electrónico, premio también por su
gran curso escolar.
Yo no entendía mucho, pero veía a los dos tortolitos en el asiento del
piloto y copiloto cogidos de la mano mientras hablaban de las rías Baixas, de
Santiago de Compostela, de A Coruña, de las bondades del pulpo y de gélidas
aguas.
Al rato paramos a echar gasolina y aprovechamos para comer algo. Lo que no
entraba en mis planes era que me dejarían allí atado a una papelera junto a mi
comedero.
Muy bueno!!
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Gracias Mayte.
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