Si pretende salir así de la crisis lo lleva claro. Pretende montar una academia de formación de modelos y otra de futbolistas, pan y circo para tener al pueblo distraído. Pero las niñas ya no quieren ser princesas ni los niños futbolistas. Ambos colectivos se encuentran asustados en sus palacios o escondidos debajo de la cama. Los adultos del mañana no sueñan con un estadio abarrotado en pie coreando su nombre ni con tener millones de seguidores en las redes sociales. Quieren que a las ocho de la tarde la gente salga a los balcones a agradecerles su esfuerzo anónimo.
#NuestrosHéroes